No, en este post no voy a contaros, una vez más, las excelencias que la Inteligencia Artificial nos traerá como profesionales y como ciudadanos. Ni tampoco es porque necesite hablar de un tema de actualidad para tener mejores resultados en los buscadores. No, tan solo quiero compartir con vosotros una sencilla reflexión que para muchos podrá interpretarse en clave tecnológica y, para otros tantos, en clave humana o social.

Mi reflexión realmente se ha producido a partir de la experiencia en el uso de ChatGPT en la generación de contenidos (uno de los muchos aspectos que tiene la llamada Inteligencia Artificial). Todos hemos oído hablar de los errores que comete con algunos conceptos, nombres o información demasiado reciente, al ser aún un “producto” tosco por encontrarse en las fases iniciales del gran cambio que estamos viviendo. Por tanto, todos sabemos también lo importante que es la revisión y confirmación de los resultados que nos ofrecen y ofrecerán este tipo de sistemas, si queremos mantener la veracidad y calidad en cualquier tipo de comunicación, y más concretamente, en la comunicación en salud.

Es, precisamente, en la fase previa de “entrenamiento”, el momento en que se seleccionan los contenidos adecuados de los sistemas GPT (Generative Pre-trained Transformer), y en la fase de comprobación y validación de los resultados, donde se centra mi reflexión: si como parece, las generaciones más jóvenes van a tener un mejor manejo de las herramientas para automatizar y conectar fuentes de información con distintas plataformas, pero por contra (y debido a esa misma juventud), pueden carecer de un buen número de experiencias y conocimientos sólidos, ¿será el colectivo más indicado para verificar resultados o para “entrenar correctamente” los sistemas? Quizás tengamos aquí una nueva oportunidad para integrar a los profesionales seniors, sobrados de recursos vitales, a los equipos profesionales que, cada vez más, deben ser mixtos, es decir, contar con seniors y juniors.

Sí, en este post os he contado la importancia de revisar nuestra relación con la tecnología priorizando a las personas: la tecnología nos debe servir y no definir.