
Por Alejandra González García, Health Account Executive & Medical Advisor en GROW, agencia perteneciente a AEAPS
Desde pequeños hemos entendido cómo funciona nuestro cuerpo gracias a “Erase una vez…”, hemos aprendido a leer con muñecos que representaban las vocales, nuestros padres nos leían fábulas de burros, cerditos, princesas o lecheras para entender qué era lo moral o lo ético…
¿Quién nos iba a decir que de mayores lo íbamos a seguir haciendo? Y es que cuando te plantas frente a un briefing de la industria farmacéutica hay terminología, definiciones y procesos muy complejos: ¿Qué es la terapia con células CAR-T? ¿En qué beneficia que un anticuerpo sea bi-específico? ¿Qué es un paciente sincrónico, metacrónico, naïve o con recaída bioquímica? ¿Tiene todo esto algo que ver con su calidad de vida o la adherencia al tratamiento?
Y lo más difícil ¿cómo puede esto transformarse en una campaña creativa?
Necesitamos volver por un momento a nuestra infancia y “traducir” este lenguaje tan técnico en ideas visuales y sencillas que despierten el interés en el espectador.
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