Hace poco, mi compañera me preguntó qué es lo que más me apasiona de la ciencia. A mi parecer, la cuestión tendría que ser: “¿Qué es lo que no me gusta?”
La ciencia nos ha acompañado durante mucho tiempo para comprender nuestro alrededor y conocernos a nosotros mismos. ¡Qué increíble es entender lo que ocurre en el propio organismo! Y sí, me parece fascinante, porque el saber es poder, y si comprendemos cómo se produce una enfermedad, podremos generar “herramientas” para mejorar la calidad de vida de las personas. Suena bien, ¿verdad?
¡Seamos conscientes de nuestro papel como partes del motor que revoluciona la comunicación científica y sigamos acercando la ciencia a las personas!
Muchos investigadores y divulgadores se encargan de la difusión científica. Si nos paramos a pensar en el pasado, podremos apreciar un cambio en la manera de comunicar la ciencia. ¿Os acordáis de los vídeos de “Érase una vez .. La Vida”? Era una forma dinámica de divulgar el conocimiento científico, haciéndolo más sencillo de entender, a partir de información muy compleja. Pero, como en la propia ciencia, hay evolución, y nosotros debemos de evolucionar con ella.
Lo importante es mantener la esencia de la información científica adaptándonos al panorama actual. El desarrollo de las nuevas tecnologías ha marcado un antes y un después en este sentido. Ha ayudado a transformar la comunicación de la ciencia en lo que hoy en día se considera: UN PROCESO CREATIVO E INNOVADOR, PERO CON GRAN RIGOR CIENTÍFICO. Aquí radica la importancia de las agencias de comunicación. La relación ciencia-creatividad parece fácil, pero no lo es. Eso sí, lo podríamos considerar un reto muy divertido. ¿Y por qué es tan relevante hacerlo de esta manera? Te respondo con una sola palabra: IMPACTAR
Aunque mi respuesta a la pregunta inicial sería “me gusta todo de la ciencia”, hay un gran porcentaje de la población que no se siente interesada por este ámbito. Mediante la comunicación científica de forma ingeniosa, queremos que impresione al individuo, que le genere sensaciones, emociones y expectación por lo que se está contando. Es conseguir que el mensaje sea fresco y atractivo. En este sentido, también nos ayuda la tecnología, ya que nos permite comunicar de forma rápida, concisa e incluso cotidiana gracias a los blogs, podcast o redes sociales.
Además, ha variado la manera de comunicar a los profesionales sanitarios y científicos, puesto que ha cambiado la forma de realizar congresos, charlas o eventos. La tecnología adquiere un gran valor a la hora de hacer exposiciones interactivas, talleres o trabajos audiovisuales, cuya finalidad es conseguir ‘atrapar’ al espectador. Hemos superado barreras como la monotonía, los formatos idénticos y aburridos, la asistencia presencial de unos pocos afortunados… y lo hemos transformado en vivencias únicas accesibles para muchos sujetos.
El oyente, lector o espectador debería disfrutar tanto de su experiencia como nosotros cuando creamos contenido de valor, llevamos a cabo el proceso creativo, o la organización de diferentes eventos y campañas que sabemos que van a tener relevancia en la vida de los individuos.