Un idilio tecnológico
Por Vicky Perea, Consultora Digital Publicis Health.
Muchas veces, tal apabullamiento de términos en el área digital, nos genera confusión. Pero es cierto que “Big data” e “Inteligencia artificial” son palabras a las que ya estamos acostumbrados, aunque no siempre se conozca el verdadero potencial que hay detrás.
Y, además, ¿cuánto de lejos quedan en el sector Salud? Deberíamos tener en mente, que no tanto. La suma de “Big data” e “Inteligencia artificial” apunta a ser una de las combinaciones ganadoras para este 2017.
La cantidad de datos que vamos acumulando en la nube (“Big data”) es un negocio real desde hace años. El itinerario que he corrido esta mañana. Mi velocidad media. Las pulsaciones. El tiempo de carrera. El tweet que comparto a través de mi aplicación de deporte. Porque soy un/a campeón/ona y corro, y lo hago saber. O bien desde dónde pido comida a domicilio cada jueves. Y qué encargo, aunque no sea del todo sano, porque hoy me doy un capricho. Son señales. Información que generamos sin apenas darnos cuenta.
Al otro lado, la “Inteligencia artificial”. Un algoritmo capaz de analizar información y entregar una respuesta. Y lo más importante, un “ente” capaz de evolucionar por sí mismo. Preparado para “auto aprender” de nuestros hábitos, del “data” que reciba y del contexto en el que esté actuando. Enriqueciéndose con todo ello en un proceso de mejora continua.
Y en Salud, ¿qué aplicaciones tendría?
El “Big data” en el sector salud es una mina bajo nuestros pies ya descubierta. Pero si además le añadimos una capa de “Inteligencia artificial” que nos ayude a analizar, a comparar y de ahí, a extraer conclusiones, las posibilidades son ilimitadas.
Actualmente existen proyectos en marcha que trabajan con el objetivo de sacar las historias clínicas del papel para que pasen a formar parte de una nube de sabiduría a la cual los profesionales sanitarios puedan consultar, por ejemplo, casos muy similares al del paciente que tienen delante. Pero, ¿y si esta herramienta fuera capaz de sugerir posibles caminos en el tratamiento de un paciente gracias a todo lo que ha aprendido a raíz de comparar y analizar miles situaciones idénticas?
O imaginemos que gracias a la información que monitoriza nuestro “Smartwatch” podamos beneficiarnos de un acompañamiento extra en nuestra salud. Y que teniendo en cuenta todo nuestro historial, previamente cargado en la herramienta, sumado a los parámetros que continuamente nos analiza, pudiera prevenirnos si en algún momento estamos en riesgo de sufrir un episodio grave. “Hoy tus pulsaciones son más elevadas de lo habitual. Te recomendamos visitar a tu médico.”
Otro proyecto interesante es el que impulsan una conocida farmacéutica especializada en oftalmología y Google en el ámbito del control de la diabetes. El objetivo es fabricar unas lentillas que permitan medir la glucosa y así ahorrar a los pacientes los molestos pinchazos de sus controles rutinarios. Pero, ¿y si gracias al análisis continuo de los parámetros del paciente pudiéramos alertar de una subida o bajada de glucosa antes de que sucediera?.
Tecnología que también apoyara a nuestros mayores en el cumplimiento de los tratamientos. Como, por ejemplo, que las actuales Apps de recuerdo de la medicación pasaran a recomendar ajustar pautas de tratamiento sin necesidad de desplazarse a su centro médico, en función de todo su “data” analizado y del estado de salud en el que se encuentren en ese momento.
Al fin y al cabo, existen tantos escenarios como queramos imaginar.
Lo que está claro es que la revolución ya está en marcha. Y el próximo paso puede que ya no dependa tanto de la tecnología si no de cómo los profesionales sanitarios van a convivir con esta nueva dimensión de la información médica. Y es que los datos están ahí y ya somos capaces de recogerlos y de ordenarlos. Ahora hay que darle una vuelta de tuerca más. Porque el reto está en ver el potencial que existe detrás de ellos, en visualizar con claridad las oportunidades que nos brindan, en dar respuesta al “si tuviera todos estos datos de mis pacientes, yo podría…”. Porque teniendo claro qué datos se necesitan combinar y a dónde se quiere llegar, para todo lo demás estará la tecnología que ya se encarga de hacerlo realidad.