Puede que, con este titular, este blog pase muy desapercibido, soy consciente de ello. Pero no quiero desaprovechar la ocasión para dar visibilidad a algo que me parece fundamental, ya no solo en este sector, sino en cualquier otro: la relación con nuestros proveedores.
Hace poco leí, no recuerdo dónde, una frase maravillosa que me hizo parar y reflexionar, que decía algo como: “Lo que realmente te define como profesional es el trato que le das a tus proveedores, no tanto a tus clientes.”
WOW. Paré por un momento y pensé cuánto de cierto tenía aquella frase. Y es que todos hemos tenido una buena cara ante un cliente en una situación no demasiado cómoda, con tal de seguir manteniendo la relación afianzada.
Pero esa predisposición positiva, llamémoslo así, no siempre sucede de forma automática con los proveedores. ¿Por qué?
Como es lógico, y como proveedores que somos en sí las agencias, ponemos al cliente como centro principal sobre el que girar. Sin ellos, no tendríamos cabida. Ponemos todo nuestro foco, energía y recursos no solo en cumplir, sino también en sobrepasar sus expectativas. Y con tal de dar el mejor servicio posible, ofrecemos también el mejor trato posible.
De igual forma actúan nuestros partners. Qué pieza tan clave juegan en algunos proyectos, en los que nos faltan medios para poder llegar. De igual forma, las agencias ocupamos roles estratégicos en la industria para cubrir esas necesidades que nuestros clientes, de manera solitaria, no podrían. Un sinfín de intereses entremezclados para proporcionar el mejor servicio y, en última instancia, mejorar la salud de las personas a través de este maravilloso sector.
Y con ello, enlazo de nuevo los intereses (tan naturales como necesarios) con esa predisposición positiva. Quizá ese buen gesto, ese buen trato que de manera automática intentamos proporcionar, valga el doble cuando se dirige hacia el otro sentido de la cadena, hacia el que no dirige el negocio pero que, sin él, no podríamos llevarlo a cabo.
En definitiva, aquellos gestos que se dan de manera realmente desinteresada son los que nos definen como profesionales, y también como personas.