Hasta ahora se hablaba del work-life balance. Ese sueño que generaciones y generaciones han creído conseguir, echándose a la espalda miles de horas extras con la fuerte convicción de que estaban haciendo lo “correcto” y estaban en el camino hacia el éxito absoluto. Un sueño que normalizaba la ansiedad, el estrés, la falta de descanso y la frustración. Pero ¿y si le damos “una vuelta” al concepto que tantos problemas nos ocasiona y pasamos a hablar de life-work balance?
The New Yorker escribió hace poco que el 2022 había sido el año del quiet quitting. El año en el que la GEN-Z se dio cuenta de que el trabajo no te define como persona. Y es que, cada vez oímos más la importancia de saber equilibrar entre el trabajo y la vida personal, de tener una buena higiene del sueño y, sobre todo, una buena salud mental. Todos estos conceptos chocan tremendamente con nuestra jornada laboral actual, con el exceso de horas que decimos hacer con orgullo, con el estrés desmedido por sobrecarga de trabajo, que nos lleva a dormir con ciertas ayudas en excesivas ocasiones, con las urgencias de hoy para ayer, con hacer demasiadas visitas en un día, o querer estar presentes en todos los cursos de formación y todas las reuniones posibles.
Sé que nos cuesta adaptarnos a los cambios estructurales, pero creo, querido sector, que con este vamos a salir ganando. Nos han vendido durante demasiado tiempo que el trabajo es la mayor muestra de éxito y valía. No vengo a poner en jaque nuestra capacidad laboral y compromiso, solo vengo a romper una lanza a nuestro favor.
Vengo a pediros que abracemos el cambio de paradigma, esa frase que tanto nos gusta usar en nuestras comunicaciones. A pediros que pensemos más en nosotros, que exprimamos al máximo nuestro tiempo los 365 días al año y no sólo en las vacaciones de verano, que levantemos la vista del ordenador para tomar el sol o ver el atardecer. Que paremos las llamadas a deshoras y las cambiemos por paseos al gym o quedadas con amigos. Creedme cuando os digo, que cuanto más enriquecida esté nuestra vida personal, mejor será nuestro rendimiento profesional. Cuanto más vivamos de puertas para fuera, más ideas traeremos dentro.
Una vez alguien dijo, que pasamos demasiado tiempo atendiendo a lo urgente y muy poco a lo que es importante.
Una de nuestras mayores libertades es como reaccionamos antes las cosas, por lo que os lanzo esta pregunta:
¿Cómo vamos a reaccionar, querido sector, ante el quiet quitting?