Si buscamos una definición general de influencer, esta hace referencia a personas que, valga la redundancia, son capaces de influir en otros: en su forma de pensar, actuar y consumir. Su contenido llega a diario principalmente a través de redes sociales, donde miles de seguidores fieles lo reciben, en muchas ocasiones, casi como un consejo personalizado.
En este escenario, tan cambiante como la vida misma, asoman los que desde mi punto de vista son los influencers más valientes, profesionales sanitarios que se han dado cuenta de que la divulgación científica también pasa por las redes sociales. Quieren aprovechar el poder que tiene este canal para llegar a más personas y compartir sus conocimientos. Algunos, ¡vaya si lo consiguen! Ofreciendo contenidos de valor añadido sobre salud, con formatos realmente atractivos y que conectan con sus seguidores.
Las marcas de nuestro sector no han tardado en detectar las oportunidades que nos ofrece esta forma de comunicar. Y, poco a poco, estamos viendo que el mundo de la salud se ha vuelto más influencer friendly, aunque todavía queda mucho por hacer.
Todos sabemos que el término influencer encierra muchas connotaciones. Son una herramienta poderosa, pero también existe una percepción de que su influencia puede tener efectos negativos si no se maneja de manera responsable y equilibrada. La calidad y relevancia de los contenidos, así como la transparencia y credibilidad de los creadores, son aspectos clave a considerar.
¿Cómo no van a estar las marcas presentes en el contenido que más consumimos?
De alguna manera o de otra, todos estamos en redes sociales. Pasamos buceando en ellas varias horas al día y, seguramente, parte del contenido sea de influencers. Por ello, eligiendo un perfil afín a los objetivos, con un contenido transparente, ético y original, una marca conseguirá estar en el feed de su target.
¿Cómo no van a apostar las marcas por contenidos personalizados?
Imagina a tu médico de cabecera haciendo un tutorial de ejercicios en TikTok mientras baila la conga o a tu nutricionista recomendando sus superalimentos preferidos en Instagram. Esto es la nueva realidad. Cada uno con su estilo y posicionando su contenido de una forma diferenciadora.
Su labor ha contribuido a generar un perfil de paciente mucho más informado y proactivo, que busca respuestas y soluciones mucho más específicas y personalizadas. Es exigente, experto en su patología e identifica en sus prescriptores y marcas de confianza las fuentes de información que le aportan un contenido útil en su día a día.
¿Cómo no van a buscar las marcas la fidelización y el engagement?
Independientemente del número de seguidores, los influencers cuentan con audiencias fieles y comprometidas que confían en sus recomendaciones y que fomentan la interacción y el diálogo, lo que permite obtener valiosos insights y feedback. La elección cuidadosa de un influencer puede ser más interesante que los métodos publicitarios tradicionales y, además, puede mejorar la imagen y reputación de la marca.
Los influencers de salud están aquí para quedarse. Las marcas han encontrado en ellos una forma efectiva de llegar a su público objetivo de manera más orgánica, cercana y creíble; comprobando que el influencer marketing en el sector de la salud es una herramienta poderosa para llegar a un público específico y generar confianza. Sin embargo, es crucial seguir las buenas prácticas y la ética profesional para asegurar la estrategia, entendiendo que los contenidos de nuestros influencers son de carácter divulgativo, nunca comercial. Awareness, visibilidad… ahí es donde debe posicionarse la marca para alcanzar sus objetivos con éxito.