Empezamos un nuevo año 2022 en el marco de un entorno de incertidumbre, de hiper-inundación/saturación de mensajes relativos al “cuidado de nuestra salud” desde todos los medios, soportes, entidades y personas posibles, y es por ello que, aprovechando este espacio y momento, reflexiono sobre la importancia del “saber”, del “conocer” en áreas como las que nos dedicamos, que es la “comunicación en salud”.

Vivimos en la era del “me media”, en la que las “personas” gracias a los medios digitales y su capacidad de difusión, se convierten en “medios potentes de comunicación” con lo que puede significar en influencia y opinión, y ello, cuando de la salud se trata, supone la responsabilidad de estar informados, de conocer y saber, de referenciar, ¡y saber dejar en manos de especialistas el debate, la acción, la conclusión!

Por ello de alguna manera y tras más de 20 años trabajando en “comunicación especializada en Salud”, un sector cuyos procesos cada vez más complejos  exige  de un profundo conocimiento de lo que hay que comunicar en función de a quién se lo quiero comunicar y  de cómo  lo puedo comunicar, requiere de un trabajo realizado por perfiles “especializados” que sepan abordar  la realidad de una patología, su manejo ,algoritmos, guías clínicas  y estadios de la enfermedad; conocer el “viaje del paciente”  físico y emocional; el situar las diferentes alternativas terapéuticas en función de sus MOAs y líneas de tratamiento; identificar los principales “Drivers de prescripción”; analizar las ventajas y beneficios o no de un fármaco para conseguir un posicionamiento relevante y diferenciador  vs el “me too”  imperante en la mente de nuestro target… Por todo ello, reivindicar el papel de la agencia especializada, de los perfiles especializados, de la “dedicación” especializada, pues como hemos visto, ¡la ESPECIALIZACIÓN es un VALOR!