
Por Vicente G. Moreno, Director Estrategia Corporativa en PCI, agencia perteneciente a AEAPS
¿Imaginamos juntos un futuro donde la tecnología se siente, pero no interrumpe? ¿Una tecnología que acompaña y escucha mejor? Viaja con nosotros unos años en el futuro y descubre cómo la salud digital puede tener “dimensión humana”.
La tecnología sanitaria ya no deslumbra ni desconcierta. Quizá por eso funciona. No nos acelera, no compite con nosotros, no impone su presencia: nos cuida y nos ayuda a cuidarnos.
En el norte de la ciudad, Clara recibe un aviso suave: “Has dormido mal y hay polvo en el aire. Conviene que tomes la medicación un poco antes”. No hay complejos wearables ni pantallas invasivas. Hay contexto. Alguien pensó en cómo ser útil para Clara. “Hoy mejor evitamos el paseo. Solo haremos estiramientos. A media tarde te paso a ver, ¿te parece?” Clara vive con EPOC y diabetes. Durante años, su vida giró en torno a consultas, urgencias, fármacos y papeles. Hoy, su dispensador automático gestiona la medicación, las visitas de la enfermera se adaptan a su ritmo y su historia clínica habla no solo de su enfermedad y tratamiento, sino de quién es y cómo vive.
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