
Por Vicente G. Moreno. Director de estrategia en PCI
Organizar un evento no es una habilidad táctica.
Es una disciplina estratégica. Y en salud, más aún.
Un evento es un “momento de la verdad” en la relación emocional entre una marca y su audiencia.
Y para que ocurra, no basta con ser efectistas. La sorpresa no profundiza; la relación, sí, perdura.
1. Todo empieza “en lo más alto”: en la estrategia
Antes de hablar de conceptos, formatos, ponentes o tecnologías, necesitamos entender el contexto completo: la posición de la marca, sus objetivos reales, la diferenciación del producto, los mensajes principales, el entorno competitivo, la cultura, la personalidad, las voces…
Una relación habita y se desarrolla en la intersección de dos realidades.
Por eso debemos conocer a la audiencia en profundidad: lo que siente, lo que necesita, lo que espera, lo que calla.
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