El vídeo es el formato más ágil para llegar a la mente del receptor. Solo hace falta comprobar que cualquiera de nosotros es capaz de retener la práctica totalidad de un mensaje en vídeo, frente a una pequeña parte del que recibimos solo al leer un texto. Somos adictos a los impactos constantes que nos llegan a través de imágenes, audio y vídeo en detrimento de la palabra escrita.
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