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El papel de la industria farmacéutica y las agencias especializadas en la prevención y la educación para la salud

Por Beatriz Fernández Ortega. Client Lead en Publicis Health, agencia perteneciente a AEAPS.

Hacia un doble compromiso de la industria farmacéutica con la salud pública

Según ha dado a conocer recientemente Farmaindustria, las compañías adheridas al Código de Buenas Prácticas destinaron 242 millones de euros a formación continuada. Estos datos, publicados anualmente desde hace una década como parte del compromiso de transparencia del sector, reflejan la estrecha colaboración entre la industria farmacéutica y el sistema sanitario español.

Esta es una excelente noticia. Desde hace años, la industria farmacéutica contribuye activamente a la formación de los profesionales sanitarios mediante acciones no comerciales, en las que las agencias especializadas desempeñamos un papel clave. Hoy en día, ya no se cuestiona que esta inversión es necesaria: mejora la capacitación, actualiza conocimientos y fortalece competencias esenciales para el ejercicio profesional.

A la luz de estos resultados, ¿no sería igualmente positivo aplicar este modelo a la comunicación dirigida a la población general?

Las campañas de concienciación sobre patologías o de promoción de hábitos saludables también pueden representar una valiosa contribución de la industria a la mejora de la calidad de vida de los pacientes y de la ciudadanía en general. Estas iniciativas pueden aliviar la carga asistencial y apoyar la labor educativa de los profesionales sanitarios, especialmente en atención primaria. En definitiva, ayudan a mejorar la salud pública y optimizar los recursos del sistema.

Sin embargo, si el planteamiento es tan beneficioso, ¿por qué existen tantas barreras para proponer y ejecutar este tipo de campañas? En algunos casos, son los propios laboratorios quienes ni siquiera se lo plantean. Muchos cuentan con códigos internos más restrictivos que la legislación vigente o han tenido experiencias negativas al intentar demostrar a las autoridades que detrás de una campaña de prevención hay un interés legítimo.

No debería ser difícil convencer tanto a nuestros clientes como a las autoridades sanitarias de que proporcionar materiales formativos e informativos —en colaboración con organizaciones de pacientes y sociedades científicas— es una forma eficaz de contribuir a la salud de la población.

¿Damos el paso?

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