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Creatividad con sentido: cómo encontrar el equilibrio en salud

Por Elena Mendieta. Senior Account Executive en Cícero Comunicación, agencia perteneciente a AEAPS.

La creatividad es un valor indiscutible en comunicación, pero no una fórmula universal. En nuestro trabajo lo comprobamos cada día: en salud, la creatividad debe usarse con precisión, sensibilidad y criterio. No todas las campañas necesitan ser disruptivas. Algunas deben ser, simplemente, claras, rigurosas y humanas. Porque cuando se trata de salud, el exceso de creatividad puede desviar el foco de lo esencial: la confianza, la credibilidad y la reputación.

Cuando la creatividad suma y cuando resta

Sabemos que la creatividad puede ser una herramienta poderosa de concienciación. Nos ha permitido abrir conversaciones difíciles, romper estigmas y acercar la ciencia a las personas. Pero también tenemos claro que no siempre es el camino adecuado.

Hay veces en las que un mensaje demasiado emocional o visualmente provocador puede trivializar un problema médico o generar rechazo entre los profesionales sanitarios. Por eso, antes de apostar por una idea “creativa”, nos hacemos siempre la misma pregunta: ¿sirve al propósito o lo eclipsa?

El equilibrio entre innovación y responsabilidad

En comunicación de salud, la creatividad no puede desligarse del rigor ni de la ética. La tentación de sorprender debe ir acompañada de la obligación de informar bien. Nos gusta explorar nuevos formatos —infografías, vídeos animados, narrativas visuales—, pero sabemos que simplificar no significa restar precisión.

Nuestro trabajo consiste en encontrar el equilibrio: saber cuándo conviene innovar y cuándo basta con ser claros. Y eso, con el tiempo, se convierte en una forma de madurez profesional. Porque a veces la mejor idea no es la más brillante, sino la más honesta y directa.

La inteligencia artificial: un nuevo aliado con límites claros

La inteligencia artificial está ampliando nuestras posibilidades creativas y estratégicas. Nos permite analizar tendencias, personalizar mensajes o generar ideas más ajustadas a cada público. Pero no sustituye nuestra mirada. Y nunca lo hará.

Podrá ayudarnos a crear, pero no a comprender. No capta la ironía, el miedo ni la esperanza de nuestro cliente. Por eso seguimos confiando en lo que nos hace distintos: la sensibilidad, la empatía y la capacidad de interpretar los matices humanos que una herramienta nunca podrá replicar.

Creatividad con propósito

Para nosotros, la creatividad en salud siempre debe tener un propósito. No buscamos el aplauso, sino el impacto útil y medible: mejorar la comprensión, promover la prevención, fomentar la adherencia o inspirar hábitos saludables siempre bajo una medición exhaustiva.

Porque comunicar en salud no es solo contar algo bien, sino hacerlo con responsabilidad. Y en eso creemos profundamente en una creatividad que no solo emocione, sino que contribuya al bienestar de las personas y genere un impacto positivo.

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