Esto implica un flujo bidireccional, en el que el consumidor es un sujeto decisivo en la toma de decisiones de las empresas, así como influyen en su reputación.
En el sector sanitario este fenómeno ha dado lugar a la aparición del Patient Engagement: pacientes que ya no son pasivos y tienen cosas que aportar en la toma de decisiones sobre su salud.
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