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El tono y la distancia

Por Pedro Rodríguez – Business Development Director en Greater Than One Europe.

 

Por Pedro Rodríguez – Business Development Director en Greater Than One Europe.

Durante estos últimos meses, al enfrentarnos a la pantalla en blanco para escribir un correo, hacer una llamada o redactar un mensaje en LinkedIn, hemos sopesado más que nunca cómo iniciar, cómo cerrar y cómo articular el discurso.

Hemos desechado muchos borradores, dudando entre comenzar interesándonos por la salud del destinatario y su entorno personal cercano, o por su estado anímico o por la situación profesional. Un simple e-mail o una llamada espontánea, que antes eran casi rutina y solo exigían una breve reflexión, han demandado, sobre todo en nuevos contactos, dedicar un tiempo de concentración extra hasta dar con el tono y la distancia adecuados para cada cliente.

Estas dudas también han sido parte del proceso de creación de mensajes y campañas, donde ha habido que equilibrar con precisión lo emocional y lo racional para evitar a toda costa trasmitir la sensación de estar aprovechando la situación comercialmente.

Ha sido, y va a seguir siendo, muy importante elegir con mimo el tono y la distancia para respetar al cliente. Se trata de que no nos ocurra lo que le está sucediendo al tejo de Bermiego (concejo de Quirós, Asturias), varias veces candidato a Árbol Europeo del Año. Este árbol milenario, con casi ocho metros de perímetro, está viendo comprometida su supervivencia porque las numerosas visitas que se acercan para abrazar su tronco antiguo están compactando el suelo a su alrededor. Y cuando se compacta el suelo, los poros grandes que le suministran aire se colapsan, disminuyendo el aporte de oxígeno.

En nuestro ámbito profesional también debemos evitar “compactar el suelo” alrededor del cliente, para dejarle respirar. Lo cual aplica tanto para quienes invierten en nuestros proyectos como para los destinatarios finales de los mismos, ya sean profesionales sanitarios, pacientes o consumidores. Porque el ecosistema ha cambiado.

La separación entre el trabajo y la vida personal, con fronteras bastante bien delimitadas hasta hace poco, se ha difuminado en gran medida en la época que estamos viviendo. En generaciones que hemos crecido en un entorno global de bienestar, vemos ahora comprometidas las seguridades sanitarias, laborales y sociales que creíamos garantizadas.

Todo ello hace que estemos más sensibles de un modo u otro. Mantener un equilibrio entre lo personal, lo emocional y lo profesional/comercial en los próximos meses va a ser un factor diferenciador. Importará, como siempre, la creatividad, la originalidad o un buen storytelling. Pero si pensamos en nuestros clientes, en el consumidor y en los muy saturados y preocupados profesionales sanitarios, tenemos que intentar establecer una distancia de confort y calma a su alrededor, un discurso meditado y persuasivo y el tono justo y adecuado para cada uno.

 

 

 

 

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